El resultado de las PASO, que se plasmó en una derrota electoral, puso al descubierto la inoperancia, la incapacidad, el desinterés y la inexperiencia de algunos funcionarios del gabinete del presidente Alberto Fernández. En el espacio de opinión que LA GACETA pone a disposición de sus lectores, en reiteradas oportunidades, como ciudadano y como peronista, intenté advertir los errores de la gestión. El choque entre dos modelos antagónicos es demasiado complejo, porque el liberalismo se fortifica en la negación política, absorbiendo y sirviéndose del descontento popular. Al conocerse los cómputos finales, sectores oficialistas propusieron poner plata en el bolsillo de la gente; desde mi punto de vista, la iniciativa es interesante, pero debe ser acompañada por un estricto control de precios de la canasta alimentaria y las tarifas de los servicios públicos; de lo contrario el daño será por partida doble, porque aumentará la emisión monetaria, impulsando la espiral inflacionaria en beneficio de los que lucraron con las necesidades alimentarias del pueblo durante la crisis. Gracias al inestimable apoyo de LA GACETA, que hizo saber de mis advertencias, seguidamente la elección confirmó mis evaluaciones. A mi entender fueron múltiples los errores que hicieron implosión en el seno del gobierno popular, que quizás se pueda revertir, sin tener que recurrir al “sí se puede” que confundió a la gente. Mediante 11 cartas intenté advertirle al señor Presidente sobre lo que hoy es una realidad incontrastable por: (1) falta de control de los precios de la canasta básica alimentaria (“Dura pelea en dos frentes”, LA GACETA, 19/06/20); (2) el error de no informar al pueblo sobre actos de corrupción de la gestión anterior (“El endeudamiento”, 11/07/20); (3) la ausencia de controles durante la cuarentena (“La anticuarentena”, 10/09/20); (4) no haber armado el gabinete con funcionarios capaces, sin amistades de por medio (“Escenarios desestabilizadores”, 18/09/20); (5) la necesidad de un examen psiquiátrico al Presidente, ante la negativa de producir los cambios (“Macri”, 19/10/20); (6) el riesgo de una justificada reacción popular, ya insinuada en las urnas, ante la estampida de la canasta alimentaria (“Hacia dónde vamos”, 31/10/20); (7) la necesidad de un reconocimiento al pueblo por tantas fiestas que pagó, y no participó (“El sufrimiento del dinero”, 18/11/20); (8) por las estafas de las entidades financieras, que perjudicaron a la gente, a través de las herramientas de ayuda social (“Maniobras en la crisis”, 23/11/20); (9) por la falta de límites a los intermediarios, que encarecen los alimentos (“Lo que debió prever el Presidente”, 28/03/21); (10) por no tirar por la borda el lastre y salvar al pueblo (“ Virus y crisis”, 05/06/21); ( 11) por el impacto negativo del cumpleaños en Olivos (“Diferencias entre Watergate y la fiesta de Olivos”, 20/08/21). Ante tantos desaciertos, que significaron una derrota electoral, el Presidente tendrá que reflexionar seriamente sobre la necesidad de modificar el comando de gestión, o consultar al artículo 88 de la Constitución Nacional, de lo contrario el pueblo hará tronar el escarmiento, como ya lo anticipó en las urnas.
José Emilio Gómez
Reyes Católicos Nº 112
Banda del Río Salí